Prisiones

¿Abolicionismo o rendición de cuentas?

Las prisiones son instituciones de injusticia. ¿Pueden también ayudar a construir lo contrario?

Por Mina Ibrahim y Stella Peisch

¿Necesitamos prisiones? ¿Cuál puede ser nuestra posición frente a ellas y frente a los encarcelamientos, en tiempos de dominio autoritario e impunidad, por un lado, pero también de reivindicación de justicia transicional y de levantamientos en contra de ese dominio, por el otro? Para dar respuesta a esta pregunta, el MENA Prison Forum no sólo busca esclarecer las diversas repercusiones que tienen las prisiones en Oriente Próximo y el Norte de África, sino también la pregunta de a quién nos referimos cuando hablamos de “nuestra posición”. Y es que para los diversos actores con los que el MENA Prison Forum ha trabajado durante los últimos tres años y medio, las prisiones tienen significados distintos.

Mientras que casi en todo el mundo los límites de las prisiones se manifiestan como un método de castigo, es importante reflexionar qué significa el sistema de prisiones imperante para activistas y ex-pres@s que luchan por la justicia. Si el movimiento abolicionista por la eliminación de las prisiones tiene como objetivo sustituir los centros de reclusión por formas alternativas de rehabilitación –una perspectiva cuya realización no parece imposible– no debe pasarse por alto el hecho de que para much@s activistas las penas de prisión para torturadores, criminales de guerra y otr@s, constituyen una respuesta a la injusticia sufrida que, actualmente y en muchísimos casos, es neutralizada por una cultura de la impunidad, la cual prevalece con particular fuerza en la región MENA (Medio Oriente y Norte de África, por sus siglas en inglés).

Algunos años antes del surgimiento del MENA Prison Forum, sus fundador@s Monika Borgmann y Lokman Slim rodaron la película Tadmor, que expone los horrores de una de las prisiones más terribles en el mundo: el término “campo de muerte” no es ninguna exageración para esta prisión en Siria. La película se suma a otros proyectos artísticos, reportes de derechos humanos y textos académicos que pusieron al descubierto el rostro asesino del régimen de Hafez Al-Assad y de su hijo, quien lo sucedió en el poder. Sobre todo tras los levantamientos de 2011, muchos ex prisioneros libios, libaneses y palestinos, quienes pasaron largos años de su vida en las prisiones del régimen del partido Baaz, han comenzado a defenderse de maneras diversas contra el terror. Cientos de miles de siri@s llegaron a Europa, much@s de l@s cuales decidieron no vivir como refugiad@s pasiv@s, sino hacer uso de las instituciones y sistemas jurídicos existentes para construir un mejor futuro para las generaciones que vienen. De estas acciones formó parte el importante proceso de Coblenza, que dio inicio en abril de 2020 y en el que dos ex oficiales del servicio secreto sirio fueron sentenciados a penas de prisión por numerosos crímenes de lesa humanidad. Esto representó una especie de esperanza no sólo para ex prisioner@s y sobrevivientes, sino también para l@s familiares de aquell@s que permanecen en prisión o que murieron allí.

Recurso contra la impunidad

En tiempos de crisis políticas, disputas jurídicas como la de Coblenza son la clave para comprender la importancia de las prisiones para la construcción de un mundo más justo, en el que se juzgue a l@s culpables de cometer crímenes contra la humanidad.  Mientras que en las prisiones de la región MENA se castiga –o, incluso, se priva de la vida– a aquell@s simplemente exigen el cumplimiento de los derechos y las necesidades más elementales, la prisión puede pensarse también como un recurso para hacer frente a la cultura de la impunidad. En Irak, el fotoperiodista Ali Arkady logró poner en marcha una campaña que llevó al teniente coronel de la policía iraquí, Omar Nizar, frente a un tribunal, acusado de asesinato y tortura en la batalla de Mosul y durante las protestas de octubre de 2019. Las autoridades iraquíes lo detuvieron después de que se demostrara su responsabilidad mediante fotos y videos.

Este proceso aún en marcha se suma a otros esfuerzos parecidos a nivel regional. Casi un año después del asesinato de Lokman Slim, fundador del MENA Prison Forum, se creó la Lokman Slim Foundation en Beirut, con el objetivo de tomar acciones frente al fracaso de los sistemas judiciales en los países árabes, que no consiguen obligar a los artífices de asesinatos políticos a rendir cuentas por sus actos. Después de las diversas fases de la llamada primavera árabe, l@s revolucionari@s y activistas celebraron el encarcelamiento de ex presidentes, ministros y funcionarios en Sudán, Libia, Egipto y Túnez. Sobretodo después de los brutales golpes militares y de la política contrarrevolucionaria que impidió procesos reales de democratización, la confianza puesta en los sistemas judiciales de estos países es escasa; no obstante, estas capturas reflejan, si bien de manera efímera, la formación de imaginarios políticos de carácter redentor.

En ese sentido, este breve artículo marca el inicio de un debate de mayor alcance entre el MENA Prison Forum e investigador@s, activistas y artistas. ¿Estamos hablando de las mismas prisiones cuando nos referimos, por un lado, a la impugnación de los sistemas carcelarios vigentes, administrados por los regímenes autoritarios de la región MENA y, por el otro, a los esfuerzos por poner fin a la impunidad? La exigencia de abolición de las prisiones puede mitigar el dolor causado por el abuso, la tortura, las violaciones o la muerte ocurridas durante el cautiverio; sin embargo, ¿cómo se relaciona esto con el anhelo de justicia y de medidas punitivas para aquell@s que han causado una situación de violencia incalculable?

Mina Ibrahim es antropólogo, Stella Peitsch politóloga. Amb@s son miembros activos del MENA Prison Forum. Este artículo apareció originalmente en el blog de esta organización.

Traducción: Benjamón Cortés

Publicado: 18. septiembre 2023

Haz un donativo!