Walter Schütz ha fallecido. Es una noticia muy triste y un momento para la reflexión. Walter tuvo una influencia especial en medico international. Convirtió una organización de ayuda humanitaria en una organización política. Se involucró muy pronto en la solidaridad latinoamericana, especialmente en el apoyo a los movimientos de liberación centroamericanos de los años setenta y ochenta. Como representante de medico en Nicaragua tras la revolución sandinista, fue responsable de importantes proyectos médico-sanitarios, como la construcción del hospital y el establecimiento de un sistema de referencia de puestos de salud en San Carlos y sus alrededores. Aconsejó a los sandinistas de la época que sería más sensato dar acceso a la sanidad a la población de esta provincia, asolada por la guerra civil, que dedicar todas sus energías a combatir a la guerrilla de Eden Pastora. Los conflictos armados de los años ochenta son historia, pero el hospital construido bajo la dirección de Walter y en cooperación con la organización de hermanamiento de Nuremberg sigue existiendo.
Walter permaneció en Nicaragua incluso después de la destitución de los sandinistas. El sueño de una revolución democrática y diversa fracasó debido a una guerra financiada por EEUU, que militarizó todo y destruyó los planteamientos democráticos.
Walter encarnaba una historia alemana de solidaridad con América Latina, pero también una historia de Nicaragua. Su vida en los años 90 se caracterizó por el fracaso de la esperanza y los intentos de salvar lo salvable. Seguía aferrado a la idea de una ayuda que contribuyera a la liberación del hombre y que no los convirtiera en víctimas permanentes. Si no podía lograrse mediante una revolución, debía ejemplificarse en proyectos que fueran islas de razón y no puro negocio de ayuda.
Cuando Nicaragua sufrió el huracán Mitch en 1998, cuando pueblos enteros quedaron arrasados por el deslizamiento de tierra y murieron m3000 personas, Walter conoció a las familias campesinas sobrevivientes de Casita, a las que no se permitió regresar a sus aldeas destruidas. Junto con los agricultores, se fundó la comunidad de El Tanque. En un largo proceso de aprendizaje conjunto, desarrollaron la idea de la reconstrucción integrada, que era también un auténtico proceso democrático. El Tanque sigue demostrando hoy que la ayuda solidaria es posible y puede tener éxito.
Een los últimos años de su vida su collega Herlon Vallejo le dio refugio. Herlon y su familia dieron a Walter, que siempre se mostraba irascible e imprevisible con el aumento del alcohol, un hogar acogedor y cálido. Aunque seguía perdiendo la memoria, en este entorno se convirtió en una persona amable y a veces feliz.
Muchas gracias a todos los que acompañaron a Walter en los últimos años de su vida. Sobre todo, muchas gracias a Herlon Vallejos y a su familia por la solidaridad que demostraron.
Mantendremos a Walter en nuestro recuerdo.
Tsafrir Cohen, Director General, Anne Blum, Directora de medico international, y todos los colegas de Frankfurt.