Bangladesh

Una segunda independencia

13/08/24   Tiempo de lectura: 11 min

Protestas masivas han derrocado al gobierno en Bangladesh. Sobre la situación actual y los orígenes de la misma hablamos con representantes de la National Garment Worker Federation y nuestros compañeros de la organización sanitaria Gonoshasthaya Kendra.

medico: Largas semanas de protesta han quedado atrás. Por favor explíquenos otra vez qué fue exactamente lo que pasó.

NGWF: Como puede leerse en muchos lados, el punto de partida fue una protesta de estudiantes en contra de un sistema de cuotas para la asignación de puestos de trabajo en el sector público. Este reglamento de cuotas fue introducido en 1971, tras la independencia de Pakistán, según el cual el 30 por ciento de los trabajos estaba reservado para lxs que lucharon por la independencia. Aunado a otras cuotas regionales, étnicas o de género, esto condujo a una situación en la que casi dos tercios de los puestos de trabajo en el sector público permanecían sin ser asignados; 50 años después de la independencia, ya no son lxs que lucharon, si no sus nietxs, lxs que gozan de este privilegio. En 2018, el partido gobernante Awami –la organización heredera del movimiento de independencia– había eliminado por sí mismo esta cuota para dos categorías de trabajos en el sector público; sin embargo, tras una decisión de la Corte Suprema de Bangladesh, esta cuota tuvo que ser reintroducida en junio de este año. Lxs estudiantes organizaron protestas en contra de esta decisión. Estas se mantuvieron en un nivel controlable, hasta que el gobierno provocó la escalada drástica de la situación con su actuación el 15 de julio. Unidades entrenadas y capacitadas para la protección de la frontera fueron empleadas para reprimir las protestas, se disparó con munición real en contra de la multitud. Por lo menos 450 personas fueron asesinadas con disparos de bala, aunque damos por hecho que son, como mínimo, 560. 22 mil personas resultaron heridas de bala y más de 10 mil fueron detenidas.

¿Y fue entonces que estas protestas se convirtieron en manifestaciones de masas contra el gobierno?

GK: Sí. Los abusos y la represión violenta de las protestas fueron transmitidas por televisión a nivel nacional. Esto fue la gota que derramó el vaso. Hasta la fecha, ningún gobierno civil en Bangladesh o en todo el sur de Asia había producido tantos muertos; esto indignó a la población y la movilizó. Trabajadorxs de fábrica, choferes de autobuses, estudiantes… Todo mundo estaba en las calles. El gobierno de Awami había animado a su propia organización estudiantil a sofocar las protestas callejeras con violencia y así “hallar soluciones”, tal como lo formularon. El gobierno hizo un cálculo completamente equivocado con respecto al estado de ánimo en el país y actuó con arrogancia. Esto fue lo que provocó su caída.

¿De dónde proviene el descontento que provocó el estallido?

NGWF: Al comienzo de las protestas, el gobierno defendía la posición de que las mismas estaban siendo instigadas por grupos islamistas o por el BNP (Partido Nacionalista de Bangladesh), que es el principal partido en la oposición. En realidad, esta ha sido siempre la explicación frente a los intentos de articulación del descontento por parte de la población, pues el gobierno no acepta ni reconoce que el pueblo tenga una voz propia. La primera ministra Sheikh Hasina Wajed gobernó este país durante los últimos 15 años, muchos de ellos manteniendo justamente esta postura. 75 años después de su fundación, el otrora movimiento de liberación Awami ha perdido por completo el contacto con la población.

GK: En la memoria de Bangladesh, este partido estaba en favor de la democracia, de la identidad nacional y el secularismo. Sin embargo, durante su largo tiempo en el poder se estructuró un sistema de corrupción y nepotismo, así como también de irresponsabilidad. Por ejemplo, en los últimos años la policía y los tribunales no dieron seguimiento o simplemente descartaron quejas o denuncias en contra de políticos de Awami; además, Sheikh Hasina Wajed erigió y extendió un régimen de control rígido y extremadamente represivo. En realidad, las protestas no tenían como objetivo derribar al gobierno, podría decirse que su reacción fue lo que lo hizo caer. Lo que vivimos ahora son las consecuencias lógicas del apartamiento contínuo del partido con respecto a sus ideales. La gente habla aquí de una democracia usurpada y por otro lado también de que, con la destitución del gobierno, se ha conseguido una segunda independencia, una independencia de la autocracia de los últimos años.

En los medios locales se presentan los años de Sheikh Hasina Wajed más bien como una época de estabilidad y prosperidad.

NGWF: De cierto modo, eso también es cierto. La industria textil se ha convertido en una de las más competitivas del mundo y el PIB ha crecido por encima del 5 por ciento cada año, lo que para un país como Bangladesh es un desempeño enorme. Pero según el Índice Global de los Derechos de la ITUC, Bangladesh también se encuentra entre los primeros diez países con las peores condiciones laborales a nivel mundial. En las zonas de libre comercio con cientos de miles de trabajadorxs textiles, los derechos laborales son inexistentes; en muchas ocasiones, lxs trabajadorxs tampoco pueden hacer uso de derechos formalmente vigentes en conformidad con la OIT (Organización Internacional del Trabajo), como el derecho de asociación. A todo esto se sumó la crisis de la COVID. Con la pandemia, muchos pedidos realizados por grandes marcas de moda, entre otras también marcas europeas, no fueron recogidos y tampoco se realizaron los pagos correspondientes. Decenas de miles de trabajadorxs fueron despedidxs y se quedaron sin nada; hasta la fecha, el país no se ha recuperado del todo de aquel colapso económico. Actualmente, la tasa de desempleo ronda el 20 por ciento.

GK: A ello también se suma la inflación alta. Los precios de la electricidad, de alimentos, gasolina literalmente explotaron y se volvieron impagables. Ya desde las elecciones de 2019 se escuchaba la crítica de la oposición, que incluso boicoteó las elecciones en este 2024. La recesión económica, los altos costos de vida y la nula esperanza de cambio fueron los ingredientes que derivaron en un descontento fundamental con potencial explosivo. El reglamento de cuotas y la injusticia que este conlleva para la esperanza (así sea únicamente simbólica) de lograr un ascenso social, se convirtió en el catalizador de la protesta. Casi la mitad de lxs habitantes son menores de 30 años, para ellxs esto es una cuestión directa sobre el futuro.

También se escuchaba que las protestas se habían dirigido en contra de la minoría hinduista y que los grupos islamistas estaban ganando cada vez más influencia. ¿Cuál es su análisis de esta situación?

GK: No podemos confirmar esto, pues también depende de cómo se mire el conflicto. La minoría hinduista [aproximadamente 10 por ciento en Bangladesh, medico] se encuentra tradicionalmente muy próxima al partido Awami debido a su enfoque secular; esto no cambió en los últimos años del régimen autocrático, en los que el mismo se orientó a establecer lazos estrechos con India. Durante las protestas hubo ataques contra instalaciones, propiedades y oficinas del partido Awami y de allegadxs al gobierno, por lo que lxs hindúes también se vieron frecuentemente afectados. Sobre todo medios del nacionalismo hindú en India están propagando el temor frente a una toma del poder por parte del Islam en Bangladesh; afortunadamente, el gobierno indio hasta ahora se ha mantenido al margen de ello durante la crisis actual.

NGWF: Nosotrxs compartimos totalmente este análisis. Existen intentos por parte de grupos islamistas para utilizar la inseguridad y la evidente situación de las últimas semanas para sus propios fines, sin embargo, no observamos ninguna influencia relevante ni tampoco expresiones de fundamentalismo. Por el contrario, han sido justamente lxs estudiantes quienes se han posicionado claramente y se han colocado frente a templos e instalaciones hinduistas para protegerlas.

GK: También existen muchas redes y acciones vecinales descentralizadas para proteger edificios e instituciones y también para contrarrestar este tipo de formas de violencia y de ataques.

Ahora que esta primera tormenta se ha calmado: ¿Quién persigue cuáles planes? ¿Quién quiere qué?

GK: Actualmente la gente no está hablando de partidos o de programas políticos, sino sobre la recuperación de la estabilidad para su realidad de vida y su ingreso económico. También es interesante que lxs estudiantes hayan rechazado claramente que el ejército asuma un papel más relevante. Hasta ahora, esto se ha mantenido.

NGWF: En Bangladesh hay fundamentalmente dos partidos: la Liga Awami y el BNP. El BNP es el partido de oposición y se le puede ubicar en un campo más bien de derecha conservadora. También tiene vínculos con Jamaat-e-Islami, el partido islamista más grande. Al mismo tiempo, muchas fuerzas de izquierda que estaban asociadas (tanto históricamente como en la actualidad) con el partido Awami se distanciaron de manera insuficiente de la política de este partido tras las protestas, por lo que en este momento no gozan de credibilidad. Lxs manifestantes, lxs estudiantes y lxs trabajadorxs descontentxs no se ven realmente representadxs en esta constelación.

¿Y qué es lo que sigue? ¿Qué perspectivas observan ustedes?

GK: La situación se ha tranquilizado casi por completo. El tránsito se ha restablecido, el presidente actual Mohammed Shahabbudin está en conversaciones con las empresas textiles y las fábricas han reiniciado sus operaciones. Las personas pueden volver a ganar dinero y han abandonado las calles. Se estableció un gobierno de transición bajo Mohammed Yunus, el fundador del Banco Grameen [que recibió el Premio Nobel de la Paz por su proyecto de microcréditos para el combate a la pobreza, medico], con la tarea de organizar el proceso para elecciones nuevas. Yunus goza de gran confianza en la población y entre lxs manifestantes. Nosotrxs también tenemos contacto directo con representantes del gobierno de transición y observamos su papel con buenos ojos. Sin embargo, las primeras tensiones ya empiezan a dibujarse: lxs manifestantes buscan establecer una fase de transición más larga, de uno a tres años pues, no nos engañemos, las estructuras profundamente incrustadas de los últimos años no fueron simplemente barridas por las protestas. Particularmente esto es cierto en lo que respecta a la corrupción. Por el contrario, el BNP aspira a convocar a elecciones inmediatamente, pues tiene la esperanza de que, al ser el partido de oposición más grande, pueda sacar provecho del estallido de enojo.

NGWF: Aún no podemos evaluar con precisión lo que este gobierno trae para nosotrxs como sindicalistas. En el pasado, Mohammed Yunus no destacó precisamente por sus posiciones favorables a los derechos laborales y a los sindicatos, sino por su postura neoliberal; no obstante, tras 15 años de autocracia, cualquier cosa es mejor que lo que teníamos. Lo que ocurre actualmente trae consigo una oportunidad, y nos encontramos frente a una situación indefinida, abierta. Lo que las protestas definitivamente han demostrado es que pueden derrocar gobiernos. Cualquier gobierno que venga sabe que, de cierto modo, se encontrará bajo la vigilancia de la población y eso constituye un gran progreso.

La entrevista fue realizada por Karin Zennig, Andreas Wulf y Dorna Darabi.

Gonoshastaya Kendra (GK) se fundó en 1971 durante la guerra de independencia como organización de ayuda médica de emergencia y se ha convertido desde entonces en una de las grandes ONGs en Bangladesh. Ha erigido programas de salud tanto urbanos como rurales y puesto en marcha programas de estudio en oficios de salud y educación, así como también una producción farmacéutica propia. GK brinda a su vez ayuda de emergencia en catástrofes, como actualmente tras el ciclón Remal, y es un actor importante en el People’s Health Movement, de relevancia global. 

Además de la ayuda de emergencia brindada por GK, medico apoya en la actualidad también su programa de salud para trabajadorxs textiles en las grandes fábricas ubicadas en la periferia de la capital Daca.

National Garment Workers Federation (NGWF) coordina con medico el trabajo político en materia de derechos laborales y sindicales, así como el apoyo a las víctimas y a lxs sobrevivientes de la tragedia fabril ocurrida en Rana Plaza en el año 2013.


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