Trabajo comunitario con los supervivientes de las masacres en Guatemala
Al acceder a su cargo en 2008, el nuevo presidente de Guatemala Álvaro Colom ha tenido que enfrentarse a una serie interminable de problemas, según el informe de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas de ese mismo año. Además de uno de los más acusados desequilibrios en la distribución de la riqueza, el país sufre las consecuencias de un crimen organizado extremadamente violento infiltrado incluso en el sistema político. Según el informe, Guatemala se cuenta entre los países con la tasa de asesinatos más alta de todo el planeta. Así puede resumirse en pocas palabras el entorno en el que desde hace años trabajan las contrapartes de Medico en Guatemala ofreciendo asistencia sanitaria y psicosocial. Su labor, por tanto, debe siempre tener en cuenta la violencia que la rodea, puesto que las tareas psicosociales consisten en la orientación metódica para afrontar tanto las realidades subjetivas de la existencia como las condiciones socioculturales (económicas, políticas, sociales y culturales) en las que se desarrolla la vida. En el contexto de los procesos globalizadores, que especialmente en países como Guatemala marginan a buena parte de la población mediante violencia estructural y directa, la realidad subjetiva de muchas personas está marcada por numerosas experiencias traumáticas: en Guatemala, concretamente, por los diez años de guerra civil ininterrumpida y por la persecución genocida de las poblaciones indígenas, así como por el incremento constante de la violencia criminal.
Cómo llevar a cabo esas labores, qué es lo que puede conseguirse con ellas y qué significado tienen para las víctimas de la violencia: de eso trata Florecer. Desarrollada por el Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP), con el que Medico colabora desde hace años, la publicación presenta una forma diferente de abordar la violencia y el trauma en la aparentemente desesperanzada situación de Guatemala. El folleto registra el largo proceso de lucha para llevar ante la justicia a los generales responsables del exterminio de la población indígena. A comienzos de la década de 1980, el ejército y los escuadrones de la muerte iniciaron una política de tierra arrasada que supuso la destrucción de más de 400 aldeas. Cientos de miles de personas huyeron a México o tuvieron que esconderse dentro de su propio país.
Reconstrucción del tejido social
A través de dibujos, fotografías y documentos se explica el proceso jurídico y los esfuerzos de los supervivientes por asumir el pasado. Varias flores y un árbol de imponente copa verde adornan la portada. Florecer: la idea para este nombre surgió de una mujer del Triángulo Ixil, una región del departamento de Quiché, escenario de muchas de las matanzas. En una de las sesiones terapéuticas para supervivientes dijo: "Estamos aquí para florecer". Margarita, la psicóloga del ECAP (por motivos de seguridad se ha cambiado el nombre), apunta: "Es una asociación que oímos una y otra vez: cortaron el árbol, pero no las raíces, y ya es hora de que el árbol renazca y dé flores y frutos. De ahí el título: quisimos elegir conscientemente un elemento positivo y robusto que simbolizase estos ocho años de trabajo, en los que Medico ha estado a nuestro lado desde el primer momento". La cooperación con ECAP comenzó en 2001, cuando los supervivientes de diversas masacres de comienzos de la década de 1980, asistidos por abogados pro derechos humanos, se querellaron contra la cúpula militar de la época. ECAP recibió entonces el encargo de asistir psicológicamente a los testigos y sus grupos de apoyo. Medico financió estas tareas. Si bien es cierto que ninguno de los antiguos generales ha sido condenado todavía en Guatemala, los supervivientes, pese a todo, han conseguido mucho. De eso habla Florecer. Las reacciones de los participantes ante el folleto son increíbles, comenta Margarita. Para ellos es muy importante poder asimilar su propia experiencia y su lucha por la justicia y la restitución de la dignidad de los asesinados, los desaparecidos y sus familiares. Florecer es el reflejo de la reconstrucción del tejido social dentro de un proceso de superación personal y social.
Un manual para futuras demandas
En la cronología de Florecer, la condena del estado guatemalteco dictada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos ocupa un lugar central. Por primera vez, una instancia jurídica daba la razón a los supervivientes y dejaba constancia de la injusticia cometida. El proceso tuvo una enorme importancia para abordar adecuadamente el trauma que afecta todavía a muchas de las víctimas y sus familias, y en cierto modo a la sociedad guatemalteca en su conjunto, aun cuando no fuese posible llevar a juicio a ninguno de los generales. ECAP elaboró peritajes psicológicos para este proceso y otros posteriores, ya que para las demandantes era de extrema importancia no sólo poder demostrar los asesinatos sino también las pérdidas materiales y los daños psicosociales tanto a escala personal como colectiva: por ejemplo, el hecho de que las comunidades dejasen de practicar los rituales de su religión maya. No era ésta tarea fácil, puesto que requería el uso y demostración de categorías clínicas que Medico y otras instituciones han criticado a menudo, ya que no hacen justicia a la complejidad de los hechos y sus consecuencias. A partir de las muchas solicitudes recibidas por ECAP no sólo en Guatemala, sino también desde Perú, México, Chile y Colombia, surgió la idea de redactar un manual en el que se recogiese la metodología aplicada durante estos tres años de afanes teóricos y prácticos.
Medico financió en 2008 la producción del manual con 7.890 €. Se espera que sirva también para que las víctimas de violaciones de los derechos humanos en otros países de América Latina puedan iniciar procedimientos legales.