Primero, millones de personas dejan sin efecto el régimen de fronteras de Europa, y luego se produce una reversión masiva: el 2015 marcó un hito decisivo en la política migratoria. ¿Qué significa esto para la labor de medico? Al respecto, entrevistamos a Sabine Eckart. Ella es coordinadora de proyectos de medico para temas de huida y migración y es, entre otros, responsable para la región de proyectos de África Septentrional y Occidental.
Hace diez años que medico internacional comenzó a dedicarse más intensivamente el tema de la migración. ¿Por qué motivo?
En 2005, las fuerzas policiales sofocaron violentamente el intento de grupos de migrantes que - en una acción coordinada – trataron de saltar los cercos de alambrado que separan a los enclaves españoles de Ceuta y Melilla del territorio de Marruecos. Aun así, la acción desencadenó el pánico en Europa, y la Unión Europea, al igual que algunos de sus Estados miembros, reforzaron sus medidas de aislamiento. Durante este período se inició el “proceso de Rabat”, mediante el cual los primeros controles fronterizos de Europa debían trasladarse a África. Para nosotros, lo importante fue dar a conocer públicamente estos procesos en Alemania, así como los motivos para la huida y la migración.
Ante estos antecedentes, ¿cómo evalúas los acontecimientos del año pasado?
Hace ya mucho tiempo que en diversos lugares del mundo las condiciones estructurales obligan a las personas a abandonar sus hogares. La huida y los muchos otros motivos de migración han alcanzado dimensiones catastróficas. Pero esta crisis pudo ser ignorada durante años aquí en el país, porque se externalizó y se individualizó. Ocurría en lugares muy lejanos. Luego sobrevino el verano de 2015. Los refugiados no solamente vencieron las fronteras de Europa, sino también su ignorancia. Podría decirse que con estas personas también llegó aquí la crisis global.
En el sector de migración, medico trabaja estrechamente desde hace muchos años con organizaciones contrapartes en África Occidental, entre otras regiones. ¿Cómo se inició esta cooperación?
Deseábamos interconectarnos con los movimientos migratorios del Sur y buscar juntos respuestas y estrategias. Para nosotros era importante establecer la relación con Europa. En Mauritania y Malí, encontramos a organizaciones con enfoques políticos y estratégicos con las cuales colaboramos hasta el día de hoy: la Asociación Mauritana de Derechos Humanos (AMDH) y la Asociación Maliense de Expulsados (AME). Ambas cooperan mientras tanto también entre sí e intentan establecer una red en África Occidental. Apoyamos esta interconexión en redes, por ejemplo financiando talleres en la región. En septiembre de 2016, por ejemplo, se llevará a cabo un taller en Mauritania, al cual asistirán activistas procedentes de Malí, Níger, Marruecos, Costa de Marfil, Togo, Senegal, Francia y Alemania.
¿Hasta qué punto han modificado estos desarrollos del último año los desafíos de medico?
Como reacción inmediata aumentamos nuestro número de proyectos en Europa: por ejemplo, el proyecto Moving Europe proporciona a los refugiados en la ruta de los Balcanes la energía eléctrica que necesitan para los teléfonos móviles y les da información para que su viaje sea seguro. Paralelamente, debemos seguir identificando y criticando las crisis estructurales y los motivos para la migración y la huida. Esto incluye poner en claro la responsabilidad de Alemania y Europa. Debemos reflexionar sobre cómo lograr una equiparación social, económica y ecológica, no solamente a nivel nacional sino también a nivel internacional. Y debemos analizar la nueva calidad del aislamiento que ha iniciado la Unión Europea en los últimos meses. Consideramos que el punto central se halla en la política de externalización, o sea, la participación de Estados africanos y Turquía en la protección de las fronteras europeas. El objetivo de esta política consiste en hacer que la huida y la migración sean nuevamente invisibles.
Muchas personas aquí están de acuerdo con el aislamiento. ¿Qué rol puede asumir medico en este ambiente caracterizado por temores difusos?
Como una organización interconectada con redes internacionales, podemos aportar un sentido de proporcionalidad. Cuando aquí en Alemania hablamos sobre temores o escenarios de pérdida, debemos compararlos con lo que otros dejan atrás o con la asistencia que prestan otras sociedades. En relación con su riqueza, Alemania todavía presta muy poca ayuda. Esto queda claro cuando se compara a Alemania con un país como Líbano, que cuenta con una población de sólo cuatro millones de habitantes y ha acogido a 1,5 millones de refugiados. Nuestras contrapartes libanesas, que proporcionan ayuda a los refugiados, no alcanzan a comprender los “temores alemanes”.
En este momento, parecería que para Alemania y la Unión Europea cualquier medio es bueno para mantener alejados a los refugiados. Así, el convenio con Turquía garantiza que a muchos refugiados se les niegue el acceso a un proceso de asilo en Europa.
No podemos optar simplemente por trasladar nuestra responsabilidad a terceros y considerar que así se soluciona el problema. Cuando obligamos o compramos a otros países para que ejecuten nuestro encargo de violar los derechos humanos, esas sociedades cambian. Esto puede observarse, por ejemplo, en México. Allí, como también en las rutas migratorias de América Central, hace mucho tiempo que la política de aislamiento e integración de los Estados Unidos ha llevado adelante una verdadera guerra contra los migrantes, lo cual trajo como consecuencia más violencia, más armas y más tráfico de drogas. Una política miope potencia lo que se finge combatir. Nos invade la sensación de que Europa no ha aprendido nada de experiencias anteriores: no es posible detener a las personas que huyen por necesidad. Buscan nuevas rutas o se quedan en el camino – y junto con ellas los valores que Europa pretende representar.
Entrevista: Ramona Lenz
Proyectos de medico en el ámbito de huida y migración
medico apoya a organizaciones contraparte locales de y para refugiados y migrantes en África, Asia, el Oriente Próximo y América Latina, y también en Alemania, Turquía y Grecia. Las contrapartes de medico suministran ayuda para la supervivencia en los campos de refugiados en Siria, Irak, Líbano y el Sahara Occidental, mediante alimentos y atención básica de la salud. En África Septentrional y Occidental, medico apoya las iniciativas de auto-organización de los expulsados, en México y Marruecos se establecen hostales para migrantes, y en Egipto e Israel se proporciona atención médica a los refugiados.
En Grecia, los equipos financiados por medico apoyan a refugiados especialmente necesitados de protección, como los jóvenes no acompañados y las víctimas de la tortura. En Alemania, medico ha acrecentado desde 2015 sus labores de atención psicosocial y médica de los refugiados. Al mismo tiempo, medico y sus organizaciones contraparte combaten las causas estructurales de la huida en todo el mundo, como por ejemplo las relaciones comerciales en condiciones de explotación o la apropiación de tierras.