Chile

La dura batalla por el Apruebo

24/08/22   Tiempo de lectura: 11 min

Una elección histórica y un resultado incierto. Por Pierina Ferretti.

Faltan menos de diez días para el plebiscito en que se someterá a votación la propuesta de nueva Constitución redactada por la Convención Constitucional chilena y resultado de esta contienda electoral es absolutamente incierto. “Apruebo” y “Rechazo” son las alternativas entre las que más de 15 millones de chilenos deberán elegir. De ganar el Apruebo, se pondrá fin a la Constitución de 1980 impuesta por la dictadura de Pinochet y se abrirá un camino de salida de décadas de neoliberalismo ortodoxo. Si gana el Rechazo, la Constitución actual seguirá rigiendo y su reforma o cambio dependerá de la voluntad política de las fuerzas representadas en el Congreso, donde el peso de la derecha todavía es determinante.

La semana pasada, las últimas encuestas que se publicaron, sin excepción, daban por ganadora a la opción Rechazo, confirmando la tendencia que hace meses arrojan los sondeos. Por lo mismo, el campo del Rechazo se siente confiado en la victoria. En el Apruebo, en cambio, reina una mezcla de desconcierto y esperanza en que es posible dar vuelta el juego. ¿Será posible que después de una revuelta popular como la de octubre de 2019, del contundente resultado del plebiscito de año siguiente (cuando un 80% del electorado se pronunció a favor de una nueva Constitución), y de una propuesta constitucional que se hace cargo de las más sentidas demandas sociales de las últimas décadas, triunfe la alternativa empujada por la derecha y los sectores más conservadores del país?

Para entender los niveles de incertidumbre en los que nos movemos es necesario considerar algunos elementos del contexto, del proceso constituyente y de la campaña sucia levantada por la derecha. En primer lugar, hay que tener en consideración que el escenario en el que esta elección se desarrolla ha cambiado. La energía social que se desató en la revuelta y que se prolongó en el plebiscito de entrada, la elección de convencionales y la segunda vuelta presidencial, se ha ido desgastando producto de la pandemia y la crisis económica agravada por la espiral inflacionaria del último año. A esto se suma el recrudecimiento de problemas sociales como la delincuencia y el crimen organizado, que han contribuido a crear un clima de hastío y deseo de orden que se aleja del espíritu que reinaba en los momentos de movilización social más intensa.

Asimismo, es preciso reconocer que el propio proceso constituyente fue generando distancia con la ciudadanía, ya sea por la aridez de ciertas discusiones y la complejidad de los procedimientos de tramitación de normas, como por episodios en los que el comportamiento de algunos convencionales contribuyó a enlodar la imagen de este órgano, como también y sobre todo por una fuerte campaña de desprestigio levantada por el Rechazo desde el comienzo del trabajo de la Convención. Estos factores han incidido en que una parte de la ciudadanía haya perdido interés en el proceso y tenga una evaluación más bien crítica del trabajo de los convencionales.

Sin embargo, a pesar de estas dificultades que no pueden soslayarse, hay signos alentadores: la propuesta constitucional se ha convertido en el libro más vendido del país, cada semana se desarrollan masivos actos por el Apruebo con una capacidad de convocatoria muy amplia, por todo el territorio nacional se realizan incontables actividades de campaña donde se comprueba el interés de la gente y las esperanzas de que con una nueva constitución se puedan enfrentar los problemas que afectan la vida cotidiana de amplias mayorías.

Al día de hoy el escenario está abierto y tanto las fuerzas del Apruebo como las del Rechazo están desplegando toda su energía para triunfar, conscientes de que en esta elección se juega el destino del país pero también de las fuerzas sociales y políticas en disputa. 

El Rechazo: campaña sucia, camuflajes y crisis de la derecha

Desde el comienzo de la Convención Constitucional, sectores de la derecha política y del empresariado estuvieron abocados a instalar una campaña de desprestigio que incluyó ataques y provocaciones a representantes de pueblos indígenas, obstaculización de las discusiones y cuestionamientos clasistas por el carácter popular de la mayoría de los convencionales. Esto les sirvió para instalar un discurso que pone en duda la “calidad” de la propuesta constitucional con argumentos que apuntan a la falta de educación e ignorancia de los representantes, provenientes en su mayoría de sectores medios y populares.

Pero además de la deslegitimación, los partidarios del Rechazo han emprendido una campaña de mentiras para atemorizar a la población tocando temas sensibles y que preocupan a amplias mayorías. Por la vía de redes sociales y medios de comunicación masiva (todos de propiedad de empresarios de derecha), instalaron ideas falsas como las siguientes: la nueva Constitución no permite el derecho a una vivienda propia, consagra privilegios para los pueblos indígenas convirtiéndolos en ciudadanos de primera clase en desmedro del resto de los chilenos, se dividirá el país al reconocer diferentes naciones, colapsarán los centros de salud por obligar a todo el mundo a acudir a servicios públicos, los padres no podrán elegir la educación de sus hijos, el aborto no tendrá ningún plazo como límite. Esto por dar solo algunos ejemplos. Con la complicidad de la prensa hegemónica, que solo en las últimas semanas ha tomado un rol activo para desmentir información falsa, estas mentiras se han expandido e instalado en el debate público y en amplios sectores de la población.

En otro frente, la franja televisiva del Rechazo se ha esforzado por instalar una idea fuerza: la propuesta constitucional fue hecha desde el odio y el resentimiento y lo que se requiere, en cambio, es una constitución “hecha con amor”. Sin embargo, sus piezas audiovisuales están cargadas de agresividad, machismo y, paradójicamente, odio. La polémica más reciente se produjo esta semana, donde utilizaron la historia de un trabajador sexual que fue víctima de un intento de homicidio y que decidió no denunciar a su agresor como un acto de amor, lo que desató una ola de críticas por la naturalización de la violencia sexual que la escena promovía. Cuestiones así dan cuenta de la falta de comprensión que el Rechazo tiene de algunos elementos básicos del Chile actual como la condena a la violencia sexista.  

La otra estrategia que el Rechazo ha utilizado con relativo éxito es esconder a sus principales liderazgos políticos y económicos detrás de rostros “ciudadanos” y figuras de la ex Concertación que han cruzado la línea y van por el Rechazo. Personajes como José Antonio Kast o Sebastián Piñera, permanecen callados, mientras que ex ministros de Michelle Bachelet o actuales senadores de la Democracia Cristiana ofician de voceros de la reacción. De esta manera, desde ultraconservadores pinochetistas a excentristas el campo del Rechazo reúne a grupos heterogéneos que no logran elaborar una propuesta clara de acción en caso de triunfe la alternativa que están promoviendo. Si bien han hecho esfuerzos por instalar el relato de que el compromiso con una nueva Constitución para Chile sigue vigente, y que de lo que se trata es de “Rechazar para reformar”, es decir para continuar el proceso constituyente, entre sus filas no hay acuerdo de cómo se haría esto y bajo qué condiciones. Esta semana, representantes del ala más conservadora han manifestado que no es necesario redactar una nueva Carta Fundamental, otros han salido calificar de “estupidez” la estructura paritaria de la Convención en términos de género, otros a poner en duda la existencia de escaños reservados para los pueblos indígenas, otros a decir que lo mejor sería que una nueva Constitución la redactara una comisión de expertos o de parlamentarios. La falta de acuerdo al interior del campo del Rechazo sobre qué camino seguir, sumada a la carencia de ideas y proyecto de una campaña sustentada principalmente en fake news, dan cuenta de la crisis profunda que atraviesa la derecha chilena. No tienen proyecto de país que ofrecer. Solo se oponen a los avances democráticos y en derechos. Sin embargo, y aún en crisis, han mostrado enorme capacidad de incidir en el escenario social y de generar condiciones adversas al triunfo del Apruebo.

La campaña del Apruebo y la conquista de mayorías

Como puede apreciarse, en el campo del Apruebo las cosas no han sido fáciles. Los resultados de las encuestas que semana a semana dan por ganador al Rechazo, sumado a la constatación del nivel de penetración alcanzado por las mentiras instaladas y el temor existente en amplios sectores populares fueron duros golpe de realidad. En los barrios y territorios en los que la campaña comenzó a desplegarse se respiraba desconfianza, decepción y elevados niveles de desinformación. Ahí se tomó conciencia de que la carrera comenzaba con desventaja y que debía emprenderse una gran campaña de educación política a nivel masivo para revertir la tendencia y evitar la derrota. Sin embargo, el problema de partir con esta desventaja es que se ha tenido que dedicar mucho tiempo a develar las mentiras del Rechazo desde una posición defensiva, lo que ha impedido tomar la iniciativa e instalar una agenda y relato propios. Pasar del estupor a la acción, de la retaguardia a la delantera, ha sido un ejercicio difícil.

Estos últimos dos meses las fuerzas del Apruebo, agrupadas en dos comandos nacionales  - ApruebaxCHile, que reúne a los partidos oficialistas, organizaciones sociales, artistas e intelectuales, y el comando de Movimientos Sociales Apruebo Nueva Constitución, liderado por la Coordinadora Feminista 8M y Modatima e integrado por más de cien organizaciones a nivel nacional-, han estado desplegadas a distintas escalas: en territorios con miles de personas recorriendo barrios realizando talleres, puerta a puerta y actos político-culturales, y en los medios masivos de comunicación y redes sociales. Esta combinación de acciones a nivel comunicacional y territorial busca combatir la desinformación, relevar los aspectos centrales del proyecto de nueva constitución y transmitir confianza y certidumbre de que aprobar este proyecto de nueva Constitución es el camino más seguro para alcanzar el bienestar y la paz social.

Entre las fuerzas del Apruebo hay conciencia de las enormes dificultades que se enfrentan y de que la victoria está muy lejos de estar asegurada. Hay conciencia también, sobre todo en los grupos de izquierda, de que la clave para ganar esta elección está en el voto de las mayorías populares, principalmente de mujeres y jóvenes, sectores que fueron determinantes en el triunfo de Gabriel Boric sobre el ultraderechista José Antonio Kast y que ahora no son votantes seguros para el Apruebo.

Más allá de lo que digan las encuestas, está claro que la pista está cuesta arriba y que para ganar habrá que conquistar mayorías sociales que hoy no parecen convencidas de que votar Apruebo sea garantía para mejorar sus condiciones de existencia. En esa ligazón radica buena parte del desafío que enfrentan las fuerzas del Apruebo. Mostar cómo esta propuesta es la mejor alternativa para concretar los anhelos de vivir dignamente que fueron el motor de la revuelta popular. Lograrlo sería un caso exitoso de pedagogía política a nivel de masas.

Por lo pronto, en los días que quedan hasta el finde la campaña legal, somo miles de personas desplegadas a lo largo de todo el país trabajando para conquistar la mayoría social necesaria para triunfar.  Para las fuerzas de izquierda y de movimientos sociales es mucho lo que está en juego. No es una elección más. El resultado del plebiscito marcará o un fortalecimiento de la derecha y los sectores que se oponen a las transformaciones o la apertura del camino de salida del neoliberalismo y de un ciclo protagonizado por nuevos intereses sociales excluidos por décadas de la política. Por eso, conscientes de nuestra responsabilidad histórica, en Chile, la izquierda social y política, lo está dando todo.


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