Obituario

Una vida comprometida por un mundo distinto

17/08/23   Tiempo de lectura: 6 min

Un último adiós a Dieter Müller, 1959-2023

Si erigiéramos un monumento personal a la generación política post 68, hoy en día caracterizada despectivamente como “boomer”, Dieter Müller serviría sin duda como su modelo. Esto no es una exageración del tipo de aquellas que suelen encontrarse en obituarios, para nada. Dieter creció en Italia y España, fue un internacionalista políglota, que encontró su hogar en el movimiento de aquell@s comprometid@s por un mundo distinto, más justo.

A diferencia de l@s sesentaiocher@s que, en el contexto de la solidaridad con Vietnam, mucho sabían de imperialismo pero poco de Vietnam, Dieter poseía un conocimiento pormenorizado de las relaciones políticas y económicas de los lugares en los que, primero, hizo política, para después convertirla en una profesión y en una vocación. Él estuvo activo, como much@s de su generación, en los movimientos de solidaridad con las luchas de liberación en Centroamérica, comprometiéndose de manera especial con Guatemala. Así, llegó en 1988 a medico international, sin haber concluido sus estudios en geografía. No es que le hicieran mucha falta.

A partir de entonces y durante más de treinta años desempeñó diversas funciones en el trabajo de proyectos: desde experto en Centroamérica, pasando por la dirección del departamento de proyectos, para después asumir responsabilidades directivas en distintas oficinas en el exterior. Al hacer este recuento, resulta claro que para Dieter nunca se trató de títulos o puestos; él siempre quiso estar donde fuera más útil.

Quien recién se incorporaba a medico, tenía que hablar con Dieter para entender su esencia: la solidaridad incondicional con l@s excluid@s, l@s desterrad@s y l@s condenad@s a la pobreza. Para Dieter, esto también significaba reconocer sin miramientos los errores y el fracaso de organizaciones políticas que aparentaban hablar en su nombre de ell@s y, no obstante, perseguían principalmente sus intereses particulares.

Quien, de la mano de Dieter, quería acercarse a l@s compañer@s de los proyectos, tenía que irse lejos de la capital del país donde se encontrara. Dieter despreciaba la creciente profesionalización de la ayuda para el desarrollo, instalada en lujosas oficinas en las capitales del Sur y que, con sus altos salarios, se convirtió en una élite de expats. Él exhortaba, tanto a sí mismo como a l@s otr@s, a internarse en el bullicio de las zonas de exclusión y moverse ahí, con las personas y sus complejas realidades de vida.

Con apoyo de Dieter, surgió en medico la idea y la práctica de las islas de la razón. Un ejemplo de ello fue la cooperación con la Asociación Coordinadora Comunitaria de Servicios para la Salud (ACCSS), en Guatemala. Junto a sus amig@s Elizabeth y Humberto, a quienes conocía desde el movimiento clandestino en Guatemala, Dieter trabajó durante décadas por la reparación de una región ubicada en la frontera con México, arrasada por la guerra civil. Ell@s organizaron en conjunto el retorno de refugiad@s guatemaltec@s; se ocuparon del reasentamiento de pueblos clandestinos que, durante la guerra civil, tuvieron que ocultarse en la selva; convirtieron las habilidades aprendidas durante la huída en oportunidades profesionales, entre las que se cuenta la formación de promotor@s de la salud, que procuran la salud dental y están capacitad@s para realizar operaciones menores. En medio del municipio de Ixcán, dominado por el tráfico de drogas y migrantes, construyeron también un ejemplar centro ecológico para la formación profesional y política de jóvenes.

La voluntad incondicional de Dieter y sus colegas en Alemania y Guatemala por construir islas de este tipo como nidos de resistencia contra el abandono y la negligencia, se oponía a toda idea de un trabajo de proyectos orientado hacia el mercado y el marketing. Para él, se trató siempre de un apoyo prudente y cuidadoso a aquell@s que querían llevar a la práctica sus ideas de una transformación emancipatoria. Este acompañamiento algo pausado, inteligente y siempre lleno de aprendizajes, fue su elíxir de vida.

Cuando, por encargo de medico, Dieter partió hacia Ramala en Cisjordania, parecía que este sería un trabajo en el que él haría uso de su experiencia para llevar a cabo grandes proyectos cofinanciados, es decir, apoyados por el estado. Ciertamente, él era a su vez un trabajador de proyectos muy minucioso, familiarizado con todos los trucos de la contabilidad. Sin embargo, también ahí eludió la burbuja de ONGs internacionales que, en aquel entonces, se encontraban por montones en la capital palestina. Para él, esta burbuja no era más que la expresión de una ayuda que se había convertido en un mero negocio. En vez de eso, Dieter se dirigió frecuentemente hacia la franja de Gaza, en particular hacia la zona de exclusión, sobre la que nadie sabe nada con certeza, pues todo lo que llega son calcomanías propagandísticas. Ahí conoció colegas palestin@s que, como él, resisten en una parte del mundo abandonada a su suerte. Es una tarea que ell@s mism@s han asumido como suya. Quien se pregunte hoy por el futuro de una ayuda solidaria en tiempos de catástrofe, puede encontrar una respuesta en esta postura.

Sigue siendo un misterio cómo es que Dieter lograba compaginar esta vida tan congruente en el mundo con su vida familiar. Su esposa Carmen, sus hij@s Chantal y Aljoscha y sus cuatro nietos eran su descanso en medio de su actuar indetenible en contra de la injusticia y la destrucción que, como en el pasado, sigue ocasionando hoy el (neo-)colonialismo.

Dieter dejó medico después de más de treinta años. Esto sólo fue soportable por el hecho de que lo hizo para ir a México, a asumir la direcció de la oficina regional de la Fundación Rosa Luxemburgo. Nuevamente a Latinoamérica, su segunda patria. En esta nueva función, Dieter fue feliz; viajó mucho, también a su querida Guatemala, cuya evolución política es desconsoladora. Trabajó como siempre: día y noche. Algun@s afirman que ni siquiera tuvo tiempo para instalarse como se debe; sin embargo, como es sabido, él nunca le dio importancia a la comodidad.

Tras una breve pero grave enfermedad, Dieter Müller falleció demasiado pronto, el 12 de agosto de 2023, en la Ciudad de México. Estamos desconsolad@s por la pérdida de un ser inquebrantable, nuestros pensamientos están con su familia y sus seres queridos.

L@s colegas de medico international


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